Cómo saber cuándo el líquido de frenos de tu coche está en mal estado

2 marzo
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Todos los sistemas de seguridad que incorpora nuestro coche son importantes, pero si hay uno que puede ser decisivo para evitar un accidente y en especial cuando este es inminente, es el sistema de frenos. Los frenos son uno de los principales sistemas de seguridad de cualquier vehículo, y un conocimiento básico del funcionamiento de este sistema nos va a ayudar a interpretar posibles señales de avería y además a concienciarnos de la importancia del mantenimiento.

Y es que un mantenimiento del sistema de frenado es esencial para garantizar el mejor comportamiento posible del vehículo en una situación de emergencia, «en la que, solo unos centímetros, marcan la diferencia entre un susto o algo peor», subrayan desde Elige calidad, elige confianza

(ECEC), iniciativa formada por una veintena de los principales fabricantes de componentes adheridos a Sernauto. En este sentido, desde ECEC inciden en la importancia de que una revisión frecuente del estado de los frenos y su desgaste es fundamental para un buen funcionamiento del sistema, en el que tanto pastillas como discos de freno tienen que integrarse siempre a la perfección.

Debido al desgaste por el paso del tiempo y la absorción de humedad, el punto de ebullición del líquido puede llegar a disminuir un 20% en dos años. Por ello, «es muy recomendable sustituirlo y seguir las recomendaciones de los fabricantes», apuntan desde la iniciativa. Y es que un líquido de frenos en mal estado puede provocar una prolongación de la frenada en ciertas circunstancias. «Cuando, por ejemplo, por las altas temperaturas y por una frenada prolongada se llega al punto de ebullición del líquido de frenos, la humedad en líquido se convierte en gas. Ahí observamos el efecto de que el pedal se hunde y perdemos en gran parte la eficacia de la frenada», explican desde ECEC.

Además, en verano, cuando las temperaturas suelen superar los 30ºC, la capacidad de refrigeración de los discos y pastillas de freno se reduce proporcionalmente; «afectación, esta, que también se produce en el líquido de frenos, aunque este puede trabajar con algunos grados de más», advierten desde la iniciativa de Sernauto. Así, con temperaturas elevadas, la evacuación del calor es más difícil y los discos pueden llegar a deformarse, elevando la temperatura de trabajo, lo que conlleva el riesgo de que el líquido de frenos pueda llegar a hervir y se produzca un bloqueo por vapor, o vapour lock, con ausencia de frenada.

Los síntomas de este potencial grave efecto son que notamos los frenos más 'esponjosos', con más recorrido, hundiéndose más el pedal, hasta el punto de que más adelante dejarían de funcionar. Con todo ello, los frenos pueden sufrir sobrecalentamiento debido al rozamiento contra el disco. «El resultado, una frenada menos efectiva, e incluso nula», apuntan desde ECEC, incidiendo de nuevo en la vital importancia del buen estado del sistema de frenos para la seguridad del vehículo y de sus ocupantes. «Siempre que observamos síntomas como ruidos o vibraciones al frenar, que el pedal de freno se hunde, está muy duro o pierde capacidad de frenado, deberíamos someter el vehículo a revisión lo antes posible», advierten.

Fuente: www.abc.es

2 marzo
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