La solución a la crisis del aceite de girasol la tenemos en España

La guerra en Ucrania está teniendo consecuencias imprevistas, mucho más allá de la catástrofe humanitaria a la que nos asomamos todos los días a través de las noticias. Una de ellas es la escasez de aceite de girasol, del que Ucrania es el mayor productor y exportador del mundo. Una visita a un supermercado hace que nos rindamos a la evidencia: los lineales donde debían estar las botellas de aceite de girasol están vacíos y en algunos casos incluso se ha limitado la cantidad que se puede comprar. Nos enfrentamos a un problema de escasez de un producto que en España es básico tanto para las frituras como para la repostería. ¿Cuál es la mejor alternativa?

 

Hemos consultado a María Luisa Banzo, propietaria de La Cocina de María Luisa y una de las grandes afectadas por la crisis del aceite de girasol. "La base de mi cocina son las setas y las trufas, platos a los que no puedo añadir aceite de oliva virgen extra debido a que su sabor fuerte empañaría el de productos como estos. Por eso, dependo del aceite de girasol", explica. Además, añade que tira del aceite de girasol para las frituras.

A la hora de buscar una alternativa, esta cocinera cree que la que mejor funcionaría es un aceite de oliva con una acidez de 0,4 "porque resulta suave y tiene un sabor bastante neutro, no tanto como el de girasol". Explica que, aunque es más caro -4 euros la botella frente a los 2 del aceite de girasol-, teniendo en cuenta el incremento del precio del aceite de girasol previsto para los próximos días, es posible que la diferencia se reduzca. Eso sí, Banzo recuerda que el aceite de oliva no soporta la misma temperatura que el de girasol ya que se pone mucho más ácido. "Si freímos muchísimo en casa habrá que acabar gastando más dinero", cuenta.

 

De lo que advierte María Luisa Banzo es de la idea recurrir a otros aceites menos usados en casa para reemplazar al de girasol. "No me cambiaría a uno de sésamo, ni de coco, ni de aguacate... porque el resultado final, el sabor puede no convencernos". Además, un vistazo al precio de este tipo de aceites también desanima: los precios superan al del aceite de oliva.

Si queremos mantenernos en la gama de los aceites de oliva pero a un precio menor, hay una alternativa aún más económica, la del aceite de orujo de oliva -antiguamente se llamaba orujos a los restos de aceituna que quedaban tras haber extraído el aceite de oliva virgen-, elaborado precisamente a partir de esos restos. En este caso el precio se reduce hasta los 3 euros por botella. El aceite de orujo está indicado, además, para freír alimentos al ser más rico en ácido oleico que el de girasol. Estudios realizados por el CSIC demostraron que, además, se trata de un aceite estable y de los que mejor soportan las sucesivas frituras, pudiendo ser reutilizado hasta en una veintena de ocasiones.

Teniendo en cuenta todas estas características, ¿por qué el aceite de orujo de oliva se emplea tan poco en nuestro país? La explicación parece estar en un episodio ocurrido en el año 2001. En ese año, el Ministerio de Sanidad español obligó a retirar del mercado el aceite de orujo de oliva al detectar entre sus componentes benzopireno, una sustancia potencialmente cancerígena. Aunque aquella alerta terminó, dejó muy tocado al aceite de orujo de olivo, que arrastra aquella mala fama (injustificada). Hasta tal punto está poco valorado el aceite de orujo de oliva en España que el 85% de la producción se destina a la exportación. A la vista de la situación actual, quizá sea el momento de recuperarlo para reemplazar al de girasol. Parece que, en definitiva, la solución a esta crisis del aceite de girasol podría estar en casa.